jueves, 25 de diciembre de 2014

COMPASIÓN


   “No mires hacia atrás no quiero ver el camino…”, así comenzaba aquella canción de Los Payos con la que te conocí. Eras una hermosa  y alegre estudiante que lo iluminaba todo con su sola presencia. Yo era un joven triste y serio que intentaba encontrar su lugar en el mundo. Nuestros caminos se bifurcaron en algún momento y casi sin darnos cuenta, nos alejamos y desaparecimos en el torbellino de nuestras vidas.

   Ahora te vuelvo a ver en este anunciado final, después de tantos años, sonriente y sensual como antes, en medio de este resplandor que augura mi nuevo destino.

                                                                               Benigno Montenegro

EL PRIMERO DE MUCHOS

     Aquel sería el primero de muchos. Pasaron distintos Papa Noeles por su salón desde que tenía tres años. De los anteriores no se acordaba, aunque en las fotografías de su madre aparecía sentado en sus rodillas o en sus brazos. Ese fue el primero de los contratados por su madre para la campaña de Navidad en la tienda. Ella guardaba el traje de Papa Noel en el armario de su habitación, bajo llave, desde que su padre apareció demasiado pronto para darle una sorpresa aquella primera Navidad y el chico de instituto tuvo que salir corriendo desnudo por la escalera. Ella guardó apresurada su ropa y se escondió en la cama del niño. Pero él deseaba que llegara la Navidad, porque aquellos chicos disfrazados siempre le traían regalos de los que repartían en el centro comercial y él jugaba en el salón mientras su madre y ellos firmaban los contratos en el escritorio de la habitación.
  

sábado, 20 de diciembre de 2014

LOS PELIRROJOS



Aquel sería el primero de muchos. Mi obsesión con los pelirrojos comenzó un jueves en el cine de barrio al que iba tres veces por semana, pero los jueves eran un día especial. Ese día esperaba a que llegase “mi chica”, me sentaba  detrás  y soñaba con sus besos. Yo solo tenía doce años, pero lo que sentí por aquella desconocida fue lo más cercano al amor que he podido experimentar en mi vida. Pero aquel jueves la acompañaba un joven pelirrojo, que al poco de empezar la película comenzó a besarle el cuello de manera  asquerosa. Al cabo de los años, aquel pelirrojo sería el primero en mi larga lista de víctimas, todas pelirrojas.

                                                                       Benigno Montenegro
                                                      

jueves, 4 de diciembre de 2014

LOS AJEDRECISTAS



"¿Dónde estarán…?" El sonido del reloj interrumpió mis cavilaciones y volví a concentrarme en el tablero. Mi contrincante había cometido un error clamoroso. Sólo tenía que jugar mi dama y le daría mate en cuatro jugadas, era un final de libro. Miré de soslayo a Isma. Su  mirada expectante contradecía la forzada indiferencia de su gesto. Tras un instante de indecisión, acerqué la mano a la torre que protegía a mi rey. Prefería mantener viva aquella amistad que ganar la final  del torneo.


                                                                            Benigno Montenegro

domingo, 30 de noviembre de 2014

LOS AMIGOS



Fue la última vez que le vi. Estábamos en su despacho de la Secretaría Local del partido, adonde había ido a pedirle una carta de presentación para adjuntar a mi solicitud de ingreso en la Academia de Policía. Me respondió con un encendido discurso sobre la honestidad y la igualdad de oportunidades, pero sin carta. Nos despedimos con un abrazo y la promesa de vernos  un día para cenar.

            Nuestras vidas siguieron caminos diferentes, yo  promocionando en mi carrera en la Policía Judicial y él ascendiendo en el seno del partido y ocupando cargos relevantes en el gobierno. Ahora estamos uno frente al otro en su lujoso despacho del Barrio de Salamanca. Por un momento me pareció advertir una chispa de la antigua amistad en su astuta mirada antes de ofrecerme las muñecas para que le colocase las esposas.


                                                                                         Benigno Montenegro

sábado, 29 de noviembre de 2014

MUDANZA

    Fue la última vez que le vi, la mañana de año nuevo, dedicándome esa mirada triste que regalaba a los días de lluvia tras el ventanal de la terraza, cuando soñaba excursiones con ella al calor del sol del atardecer.
  Luna vivía en la casa de al lado. Se conocían desde pequeños cuando jugaban a esconderse tras los cortinones del salón soportando las regañinas de la abuela que no quería verles por allí, pero a ellos les gustaba aquella estancia de la vivienda. Se tumbaban en la alfombra, al lado de la chimenea contándose historias, hasta que el fuego se apagaba. Entonces Luna regresaba a su casa y él se acercaba al ventanal con la mirada de los días de lluvia, esperando la tarde siguiente. Cambiaron la alfombra de hojas secas por la de margaritas, miraron diez calendarios… Cada vez pasaban más tiempo al lado de la chimenea, hasta que la familia de Luna decidió mudarse y por más que plegaban la página del atlas para acercar las dos ciudades seguía separándoles ese océano de nombre tan largo.
   Luna se marchó, la ciudad lloró su ausencia un largo mes de noviembre y la abuela, conmovida por la tristeza de Telmo,  le regaló los cortinones para que jugara con ellos, pero él se enroscaba en la tela  cuando se apagaba el fuego de la chimenea y permanecía tumbado. Me llamaron para que mitigara los dolores de su enfermedad, le costaba ya moverse, pero no pude hacer nada, ese gato estaba herido de amor y en mi maletín no había cura para esa dolencia.
    Fue la última vez que le vi, tumbado en aquel salón, el atlas a su lado, una mañana de año nuevo.

lunes, 24 de noviembre de 2014

1929

Comprendió que no le quedaba nada por perder. Sintió contra la puerta el enésimo golpeteo, cada vez menos prudente, más acorde con la impaciencia desaliñada de los accionistas. Se miró al espejo, impecable como el capitán de un barco que se hunde. De la chaqueta de tweed asomaba ya el primer hilo en bancarrota. Tiró distraído. El susurro suave de la lana contrastó con el golpeteo premuroso contra la puerta. La calidez del regazo de su madre contra el frío implacable de fuera. Tiró y tiró. Tras la chaqueta, se empezó a deshilachar la camisa. Tironeó nervioso. No podía salir así, pero ya no había marcha atrás. Los golpes le apremiaban. Detrás de la camisa fue la corbata, el cuello, el pecho, los brazos tirando de su propio hilo, deshaciéndose a toda velocidad. Por fin, sus últimos índice y pulgar cayeron al suelo con un suspiro de nylon desplomado.

Fuera, los golpes, ciegos de premura, retrataban la angustia de toda una ciudad.



María Aparicio

sábado, 15 de noviembre de 2014

UNA LLAMADA DE ATENCION


Tengo el trabajo más extraño del mundo, casi nadie sabe de su existencia; solamente unos pocos, sí, y los que se cruzan en mi camino.

Actúo con nocturnidad pero sin alevosía, e intento arrojar alguna luz en lo que hago para conseguir llamar la atención de los otros, en la medida en que humildemente puedo. Pero hoy me han alertado para que tenga cuidado, pues todavía hay desaprensivos que atentan contra esta labor, y nos pisotean sin ningún escrúpulo. Así parece ser. ¡Palabra de luciérnaga!.  

jueves, 13 de noviembre de 2014

LA RULETA


Comprendió que no le quedaba nada por perder cuando la bola se detuvo en aquella casilla: «¡Trece, impar y negro!». Acababa de perder sus últimas fichas  y sus esperanzas. En aquella perversa rueda se había evaporado todo. Hasta había perdido el apartamento en el que malvivía solo y aburrido. Cabizbajo se dirigió a la salida del garito. De pronto, un pequeño anuncio en la pared llamó su atención: ¿NECESITAS DINERO?. NOSOTROS TE LO FACILITAMOS AL INSTANTE. SIN AVALISTAS. TUS ÓRGANOS SON DINERO EN EFECTIVO. ¡LLÁMANOS! De manera inconsciente, casi sin darse cuenta,  sacó el teléfono de su bolsillo y empezó a marcar: seis, cuatro…

                                                                                Benigno Montenegro

lunes, 10 de noviembre de 2014

La frase de Jose



Tengo el trabajo más extraño del mundo. Casi nadie sabe de su existencia. Y ésa es la clave.
Ellos prescindirían de mí si supieran que he sido descubierto. La industria farmacéutica no entiende de escrúpulos, y mucho menos la de antipsicóticos. Tantos años viviendo a costa de seres desquiciados les ha hecho implacables.
Pero no temo fallar; esto es lo mío, se me da bien. Infiltrarme en cualquier grupillo de mentes creativas, que siempre son las más fáciles de desequilibrar; ganarme su confianza. Pobres desgraciados. Y entonces, cuando llega el momento, proponerles una frase, un reto imposible que dé el pistoletazo de salida a las noches de cavilaciones sin fin, a la desesperación y, poco a poco, a vuestro desequilibrio mental definitivo. Al fin y al cabo, sólo cumplo con mi honrada misión de comercial farmacéutico.
Ahora, tenéis una semana. Juguemos.

80 nada más




Tengo el trabajo más extraño del mundo; casi nadie conoce su existencia: soy microrrelatero. Cuento historias en menos de 80 palabras. Carol no permite ni una más.
Es muy duro ya que debes ser ingenioso y entretener al lector. Por si esto fuese poco, el final ha de ser sorprendente, tienes que dejar al lector con la boca abierta.
Condiciona tu vida, ya que nadie te entiende. Por eso Beatriz me abandonó y me compré la migala.


José Manuel Ruiz

jueves, 30 de octubre de 2014

LA CAJA FUERTE



Él tenía una caja fuerte en la que guardaba todos sus recuerdos. Allí descansaban el rosario y el misal de su Primera Comunión junto con su  impecable Cartilla de Escolaridad.  Estaban depositados también los recuerdos de  aquella chica que había sido su novia de juventud al lado de   sus imágenes  más queridas:  su esposa y sus hijos, familiares que ya habían desaparecido y familiares aun vivos,  amigos antiguos y  amigos recientes, recuerdos de juventud y madurez. Recuerdos, recuerdos…

Un día, misteriosamente, se declaró un incendio dentro de la caja fuerte y todos  sus recuerdos quedaron reducidos a cenizas, pero él no se enteró; hacía tiempo que había olvidado la combinación.



                                                         Benigno Montenegro

miércoles, 29 de octubre de 2014

MENUDOS ELEMENTOS





Tenía miedo de encontrarse con ellos y se planteó tener que seguir haciéndoles frente o abandonar aquella empresa.

 Pasó por muy malas experiencias, como cuando abordó a uno de ellos y el tío sacó del maletero del coche un bate de basebol, en plan persuasivo; o aquella tipa que se le insinuó descaradamente, y cuando fue a propasarse con ella le dio con la puerta del piso en las narices; o el caso que le hizo pasar más vergüenza propia: el de aquél paisano al que confundió con otro, y al tocarle en el hombro se volvió y reconoció, y era él quien le debía dinero.

Era gente descarada, peligrosa, escurridiza, y sobre todo muy morosa; por eso decidió finalmente dejar de ser cobrador del frac.


                                                                                                                  Paco García





lunes, 27 de octubre de 2014

EL DESERTOR





       Tenía miedo de encontrarse con ellos. Al salir del árbol, al dar su paseo al atardecer...El sabía que le habían localizado, era el único que había escapado de la formación en "V" que atravesaba la ciudad todos los otoños. Siempre le había dado miedo volar y cuando rezagado observó aquella ciudad que abrazaba el mar decidió quedarse.
       Disfrutaba de su libertad hasta que el viento de otoño anunciaba la visita de la formación y él se escondía como haría de nuevo el otoño siguiente. Si conseguía no encontrarse con ellos...



viernes, 24 de octubre de 2014

LA VENGANZA DE PANCHITO




Dedicado  a todos los que nos gusta Panchito Contreras del relato EL MAESTRO de Max Aub

Tenía miedo de encontrarse con ellos pero sería la última vez. Estaba cansado de los abusos de aquellos matones.  Además, el maestro siempre le castigaba por llevar las tareas sucias y arrugadas, sin tan siquiera preguntarle el motivo. Pero se iba a vengar de todos. Hizo una última comprobación. Allí seguía, en el fondo de su mochila, enroscada como una serpiente de cascabel dispuesta al ataque.
            Salió de la escuela sin detenerse a mirar a ningún lado. El árbol que milagrosamente se inclinaba sobre el  Abismo del Infierno era su destino, el lugar elegido para escenificar su venganza. Los instrumentos de la misma serían la soga que llevaba  en la mochila y la fuerza de la gravedad

                                                                                   Benigno Montenegro

martes, 21 de octubre de 2014

Tres variaciones sobre "Panchito Contreras"


 El Original
 
 Soy maestro. Hace diez años que soy maestro de la Escuela de Primaria de Tenancingo, Zac. Han pasado muchos niños por los pupitres de mi escuela. Creo que soy buen maestro. Lo creía hasta que salió Panchito Contreras. No me hacía ningún caso, ni aprendía absolutamente nada: porque no quería. Ninguno de los castigos surtía efecto. Ni los morales, ni los corporales. Me miraba insolente. Lo rogué, le pegué. No hubo modo. Los demás niños empezaron a reírse de mí. Perdí toda autoridad, el sueño, el apetito, hasta que un día ya no lo pude aguantar y, para que sirviera de precedente, lo colgué del árbol del patio.
 
 
 

 

1: El gran día

Me llamo Pancho, aunque todos me dicen Panchito. Soy hijo de Guadalupe Contreras, cantinera de Tenancingo, Zacatecas.

Hoy, en su lecho de muerte, me ha confesado al fin el nombre de mi padre. Ahora voy a su encuentro. Es el maestro del pueblo. Seguro que se alegra mucho de verme


2: Killing me Softly
 
 

Uno es dueño de sus saberes, pero esclavo de sus pasiones. Pongamos mi caso: me llamo Pancho Contreras, tengo un Coeficiente Intelectual superior al de Einstein y 5 libros publicados sobre mecánica cuántica. La pasión que me esclaviza es el sadomasoquismo y sobre todo el profesor de la escuela de Tenancingo. Me encanta provocarle y ver sus como sus manos grandes y callosas me golpean sin piedad. Una y otra vez. Temo que esto acabe en tragedia
                               

                                    3: Venganza
 
Cuando despertó el dinosaurio, Panchito Contreras seguía allí, colgado de la higuera. Con mucho cuidado, descolgó su pequeño cuerpecito del árbol, lo enterró y rezó una oración.
Encaminó sus pasos a la escuela primaria de Tenancingo.
El sueño le había impedido salvarle la vida. Ahora le vengaría
          
 
 Jose Manuel Ruiz
                 

lunes, 20 de octubre de 2014

UN MUNDO IMPERFECTO






Aquél hombre se había suicidado en interes de la Humanidad. No pudo soportar por mucho tiempo que los más desfavorecidos sufrieran las consecuencias de su injusto y nefasto cometido.

Había sido nombrado hacía algo más de un año comisario mundial para la propagación de la globalización económica.

UNA MAÑANA EN EL BANCO





Parecía no reconocerme, así que todo iba bien. Me había llevado mucho tiempo mi cambio de aspecto. Había probado varias pelucas, lentillas, sombras de ojos y maquillajes hasta  conseguir lo que quería. Me había depilado  concienzudamente y puesto  unas escandalosas  uñas de porcelana. Finalmente,  unas prótesis convenientemente colocadas completaron el resultado.
Tuve que volver a amenazar con la pistola a José María, el cajero, y gritarle de nuevo que pusiera toda la pasta en la bolsa para que dejara de mirarme el prominente pecho. Me giré hacia la cámara de seguridad y le hice un guiño. Cuando la policía examine las grabaciones no encontrará al joven moreno que soy,  sino a la exuberante rubia en que me he transformado. 
                                             

                                                            Benigno Montenegro

            

domingo, 19 de octubre de 2014

La chica que fotografiaba lo invisible




Su pasatiempo favorito consistía en coger su pequeña cámara y fotografiar todo lo que NO estaba a la vista, lo que se ocultaba en la distancia o en la oscuridad.

Nadie veía nada de eso en sus fotos. Tan sólo imágenes oscuras sin ningún detalle.

Ella se desesperaba ¿No veis ahí un fantasma? ¿Y  esas criaturas deambulando por Marte?  ¿Y a Isa mirando por la ventana de la ISS?

Estás loca, solían contestarle.

Un día llegó a casa aterrada; sin dar explicaciones a nadie metió sus escasas posesiones en una mochila y se fue con la misma cara de terror que tendría alguien a quien persiguiese el mismísimo diablo.

Nunca más se supo de ella. Muchos años después alguien encontró su cámara. Al ver la última foto tomada lo entendió todo.
Los demás también.

Allí se veía, esta vez de una forma clarísima, a Dios. Y parecía enfadado. Muy enfadado

Ya no tenemos edad

Y mientras luchaba con el cierre del sujetador, don Fausto pensaba en la mirada indiferente que le aguardaba en casa. Esa mirada espesa en la que cada día le costaba más reconocer aquélla que, en otra vida, compartió con él el sentimiento de culpa urgente de los 17, cuando el sujetador de ella caía en el suelo de la casa de sus padres.
Y al ceder el primer cierre, deseó para sí aquel sentimiento de culpa tan dulce, tan distinto al que iba a sentir a partir de ahora.



María Aparicio

sábado, 18 de octubre de 2014

STARGATE



Tras un brillante resplandor, las paredes de la habitación se difuminan y dan  paso a una monumental fuente. En la noche luminosa puedo distinguir a la Bella  que,  con su rubia melena alborotada y embutida en ese vestido negro que a duras penas contiene  su exuberancia, me llama insinuante desde el centro de la Fontana: «Marcello, come here».  Aunque yo no soy Marcello,  no lo dudo mucho y avanzo frenético a su encuentro. Por la mañana, cuando las enfermeras encuentren mi cadáver no podrán imaginarse mi viaje hacia las estrellas en brazos de Afrodita.

                                                                  Benigno Montenegro

jueves, 16 de octubre de 2014

EXTRAÑA LLAMADA



Esta mañana he recibido una extraña llamada. Me despertó el timbre del teléfono fijo que lleva un año desconectado. Una voz dulce y acariciadora me citó de nuevo a las 8 de la tarde para poder hablar con calma. Aquí estoy, esperando al lado del aparato que luce brillante en la mesilla de mi habitación de nuevo. Dudé si darlo de alta de nuevo, pero decidí no alterar ningún elemento por si al hacerlo no se repetía la llamada. Sonó el timbre a las 8, puntual y me abalanzo sobre el auricular. Ella está al otro lado.

-¿Quién eres? –le pregunto con la ansiedad de la espera.

Una de las portadoras de las palabras que nunca se dijeron. Las recogemos en las líneas de teléfono dadas de baja y las devolvemos a los que las deben poseer. En tu caso he encontrado unas palabras de Sandra. ¿Quieres oírlas?

Desmoronado en el sillón más que sentado asiento y mi voz temblorosa dice si débilmente.

Ella comienza a hablar con la dicción y pausas de Sandra: -Aunque me engañaras me quedaría contigo si volvieses a cantarme al oído para despedirme y me hablases en vez de escudarte tras la televisión cuando nos sentamos a la mesa. Te daré una última oportunidad, si hoy decides hablarme en la cena no me iré de casa.

Recordé entonces la última noche que Sandra estuvo en casa, sentía sus ojos clavados en mi mientras yo zapeaba con desgana, hasta que ella se levantó de la mesa, no terminó la cena y susurró “hasta mañana”. Su armario y la estantería de libros y discos del salón estaban vacíos la mañana siguiente. Esperé durante días su llamada, y decidí ante su silencio desconectar el teléfono para no sentir el dolor de su ausencia cada vez que sonaba el timbre y no era ella.

Recuerdo que la voz de la portadora de palabras está al otro lado. Es la que me puede ayudar, le grito desesperado.

-Localiza a Sandra y dile Lo siento, amor  y cántale “Todo empieza y todo acaba en ti”. Esas palabras que nunca le dije y ella tantos días esperó.

Colgué el auricular tarareando la canción, no debía olvidárseme ni una estrofa cuando la volviese a ver, moví mi ropa para dejarle de nuevo espacio en el armario y limpié el polvo de la estantería vacía que esperaba esos libros que tanta vida le dieron.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Los caprichos de Dios






Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:

  - Hola, me llamo Susana, he escogido tu número al azar. Estoy a punto de suicidarme. Dame una razón para no hacerlo”.

 - Yo soy Dios, le dije

- No cuela, has perdido tu oportunidad, Adiós.

- No te he mentido, Susana, esto es un microrrelato y yo soy el escritor. Aquí yo decido quien muere o quien vive. Te lo demostraré. 



Los caprichos de Dios (II)



 Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:

- Hola, me llamo Susana, he escogido tu numero al azar. Quería compartir con alguien más la felicidad que siento dentro de mí. La vida es maravillosa.


                                Jose Manuel Ruiz

LA SOMBRA DE UNA CERTEZA










Mi sombra va por delante de mí, su proyección me reta a ver quien llega antes. Yo intento rebasarla, pero es inútil, me rindo; se llega antes con el pensamiento o el deseo.

Lo que anhelamos o aquello que soñamos, a veces está en la sombra, inalcanzable, imposible de conseguir, y libramos para lograrlo una batalla perdida.

lunes, 13 de octubre de 2014

El torcido

(EL RECTO, Juan Ramón Jiménez)

Tenía la heroica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado. Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de líneas, cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos. Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida. Iba detrás de familiares y criados, ordenando paciente e impacientemente lo desordenado. Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela sana de la derecha porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las cajas de las medicinas.
Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida la caja de la tumba para siempre.

 
EL TORCIDO

No puedo soportarlo. Otra lágrima, otra vez "qué bueno era". Y sí, lo fui. Y ahora no lo soporto. Habría preferido que mi mujer me pusiera los cuernos. Otra vez. O que volvieran a robarme el proyecto de fin de carrera. O trabajar otras mil horas extras. Gratis, sí. Qué le voy a hacer, Concha, uno que es perfeccionista. 

Me di cuenta demasiado tarde, pero justo a tiempo para meter aquel trozo de plomo en uno de mis zapatos. Mírame, Concha. Torcido. Si hay otra vida, ésta la elijo yo.

viernes, 10 de octubre de 2014

CITA NOCTURNA




Esta mañana he recibido una extraña llamada; Andoni, con su voz de barítono, me citaba para vernos esta noche. Hacía tanto tiempo que no escuchaba su voz, que al principio dudé de que realmente fuese él; sin embargo, mis dudas se disiparon al  recordarme nuestra última conversación. Fue  tras la despedida de Coco, mientras volvíamos a casa de madrugada, bromeando y riéndonos,    a toda la velocidad que nos permitía mi Golf GTI. El brutal choque me tuvo inmovilizado durante largos meses, a los que siguieron tediosas  sesiones de rehabilitación. La vida de Andoni quedó prendida en el árbol contra el que nos estrellamos.  

                                                                           Benigno Montenegro

OCTOGENARIO


“De grandes cenas están las sepulturas llenas”. Don Prudencio, el médico que se ha convertido en mi guía, fija en mi sus ojos solitarios y cansados y espera a que yo asienta por enésima vez tras escuchar el mismo refrán que me repite en todas las consultas. Ese refrán que ya encierra en sí mismo el tedio de una dieta rica en verduras y pobre en placer…Yo contraataco con mi refrán de cabecera que estoy por grabar en la puerta de la entrada a mi habitación. “Come a gusto y placentero y que ayune tu heredero”.

Después de ver en esta Residencia de lujo, de 5 estrellas dicen,  a compañeros muertos de asco esperando una visita que no llega, tengo más claro que nunca que voy a disfrutar todo lo que pueda de los días que me restan en este mundo lleno de tentaciones que algunos dejan pasar. No va a ser mi caso, ya bastante he penado los ochenta años que me han caído encima de repente. Que si el colesterol, los triglicéridos, la diabetes…no voy a hacer caso de todos esos cuentos que se han inventado para hacer infelices a los hombres y vender así verduras y medicamentos. Querría ver yo a don Prudencio a la hora de comer, solamente con frejoluchos, sosos y desaboridos,  y agua en vez de una copa de Rioja como Dios manda.

¿Cómo no vivir la vida ahora que tengo la fecha de caducidad a la vuelta de la esquina? Bastante he hecho ya por mis hijos, les he dado una carrera y dinero a espuertas para entradas de pisos, coches…ha llegado mi momento. El de fundir esa pensión que no está mal en restaurantes, viajes, botellas de vino bueno y de champán…puedo invitar a salir a Lola, mi nueva vecina de habitación que luce unos andares que quitan el sentido. Porque lo que yo no viva esos hijos grises no lo van a hacer por mi. Están todo el día pensando en coches y golf en vez de en buenos ratos que tiene la vida, pienso mientras degusto un farias que lleva días escondido en el cajón de mi mesita de noche. Decido que al terminarlo me dejaré caer por la habitación de Lola, igual hay suerte. Tengo que hablar con Paco a ver si le siguen abasteciendo de Viagra en aquel bar de la playa…


jueves, 9 de octubre de 2014

EL TORCIDO




Una continuación  del cuento de Juan Ramón Jimenez " El Recto". El difunto toma consciencia de que le han enterrado con la caja torcida, y exclama :


- ¡¡ Ya lo que me faltaba después de muerto !!

-  Será porque no lo dejé bien claro en mi epitafio : " Vita recta in córpore recto " ; pero debí esperármelo de ese maldito sepulturero ; no porque no hiciera bien su trabajo cuando quería, sino porque en vida, cuando me cruzaba con él, ya presentía que me tenía mania, pues siempre me miraba torciendo el gesto.


                                                                                                                           Paco García

miércoles, 8 de octubre de 2014

Taller de Microrrelatos II

     

 Día 1

    El trabajo principal del día fue la escritura de un microrrelato basado en este cuento:


                            "EL RECTO" - Juan Ramón Jiménez 

 

Tenía la heroica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado. Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de líneas, cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos. Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida. Iba detrás de familiares y criados, ordenando paciente e impaciente lo desordenado. Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela sana de la derecha porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las cajas de las medicinas.
Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida la caja en la tumba para siempre.



La premisa era la siguiente: Imagina que el hombre se hace consciente de su "torcedura" una vez enterrado. Puede tener un tono sobrenatural.   

(Proximamente, algunos de los relatos que hemos escrito)

jueves, 25 de septiembre de 2014

Las (?) vidas de Lucas






Os voy a contar como conocí a  Lucas, mi gato, pero antes permitidme que me presente: me llamo John Doe y me gano la vida escribiendo novelas para otros. Ellos se llevan la gloria y los premios, pero no me importa: me pagan bien y sé que la gente paga por leer lo que sale de mi vieja Olivetti. Firmado por otro, claro.  Adoro el anonimato.

Mi vida cambió el día en que mi vecina del 3° me abordó en el ascensor:

- Muy bueno el libro de Jorge Javier Vázquez

- Ah, pues no sé, yo no leo esas cosas

Se me acercó y me puso un dedo en los labios.

- A mí no me puedes mentir. Lo sé todo

Me quedé aterrorizado, ¿Cómo lo había  descubierto?
Una semana más tarde sonó el timbre. Era ella con el último libro de Pérez Reverte en sus manos.

-¿Me lo dedicas?

Estuve a punto de desmayarme de la impresión. Si hablaba, podría destrozar mi vida. Aparte de famosillos televisivos y escritores de best sellers, tres premios Planeta, dos Goncourt y un Pulitzer se encontraban entre mis clientes. Sería el mayor escándalo literario de la historia y yo el hombre más buscado y perseguido del planeta. Me pararían por la calle, me acosarían. Le cerré la puerta.

Tomé una decisión: esa noche cogí mi cuchillo Santoku favorito, capaz de cortar un pelo en el aire y me dirigí a su casa.
Me abrió la puerta y sonrió al ver el cuchillo:

- Eso sería una mala idea, John. Si algo me ocurre un programa en la nube enviará a todos los periódicos tu secreto.

Caí de rodillas ante ella.

-¿Qué puedo hacer, qué quieres de mí?

- Quiero ganar el premio Nobel

- Pero, ¿Escribes?

 - No, para eso estás tú. Sonrió con maldad. Y ya que traes cuchillo, hazme la cena

Su gato se acercó a mí de un modo zalamero. Lo agarré sin pensarlo dos veces y con él en brazos salí corriendo del piso, del edificio, de la ciudad...

Vuelvo a ser una persona feliz. Ella se conforma con ver una foto de Lucas con vida cada semana, para no denunciarme y yo a cambio le escribo algún microrrelato. Nada más.

Es un buen trato ¿no creéis?


                                       José Manuel Ruiz

martes, 23 de septiembre de 2014

La camisa afortunada

Soy  un  alma  errante,  que  vaga  por  las  inmensidades  de  tu  piel  aterciopelada.  Busco  mi  destino.  Para  ello,  debo encontrar  las  musas  que  me  devolverán  a  la  vida.  Aun tres  son  las  afortunadas  que  me  tendrán  como  huesped errante. Pero  se  me  escapaba algo.  Mi verdadero  destino  se encontraba  en  seguir  vagando  entre  aquellas  maravillosas musas.

domingo, 21 de septiembre de 2014

El silencio de las flores



Está su puesto en el mercado lleno de coronas sin mensajes de condolencia. Fue una extraña última voluntad; sobre todo para él, que se había pasado toda la vida entre letras, diseñando escrupulosamente verdades a medida, que después vendía al peso. 

Todo empezó a tener sentido cuando publicaron su esquela en las páginas de economía. “Las acciones se disparan, y la amenaza de que se agoten los te quiero hace cola en los juzgados”. 

“Prioridad para la relaciones de más de tres años” sentenció el gobierno, que sabía que la sinceridad en estos casos, podría ser fatal. Mientras tanto y bajo manga, políticos de ambos partidos se hacían con todas las promesas que el vendedor de verdades guardaba en su almacén.

La clase media no tuvo tanta suerte, y solo aspirábamos a descuartizar la sección necrológica de los periódicos para salvar alguna frase recortada y destilada de mentiras, bajo el colchón, como colchón.

En pocas horas se agotaron los “te echo de menos”, “te llamaré”, “no significó nada” o “en cuanto tenga tiempo nos vemos”. Decían que el stock de síes aún resistiría, pero yo por si acaso, dejé de preguntarle si me quería. Pronto, nuestros mensajes de amor, se fueron pareciendo cada vez más al silencio de las flores del vendedor de verdades, que siempre se protegió de acabar con un “Algún día te olvidaremos” sobre unas rosas marchitas.

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DESAMOR









Lo solté de repente, necesitaba liberarme de él y resbaló atravesando ese vacío que hay entre tu y yo. Ese vacío que dibuja un rostro ajeno a nuestro amor de antes. 

Fue deslizándose hasta perderse de vista, enjugado por aquel pañuelo que un día me regalaste para evitar que mi desesperación se convirtiera en un mar de lágrimas.




                                                                                    Paco García

Ellos no entienden






Olvídate de él”, me dijeron. Como si fuese tan fácil. Así y todo lo intenté, juro que lo intenté: los lunes los dedicaba a olvidar tus mentiras, los martes el roce de tus dedos, los miércoles olvidaba a las otras. A todas ellas.

Él sólo ha existido en tu imaginación”, me dijeron más tarde.
No pueden entender porqué en cada foto que conservo de ti, tu rostro o el color de tu piel son distintos; también cambia el color de tus ojos, pero nunca tu mirada, esa mirada capaz de penetrar hasta el último rincón de mi ser.

No entienden que tu cuerpo ha ido cambiando a lo largo de los siglos, pero que tú siempre eres el mismo. Alguna vez que te encontré y no me reconociste me vi obligado a matar tu cuerpo, de la misma manera que ahora haré con el mío. Ellos no entienden que el cuerpo es sólo un recipiente temporal que cambiamos cuando ya no nos sirve, que yo volveré a encontrarte en una próxima vida.

Mis ojos se cierran, el cianuro apenas me deja ya escribir. Hasta pronto mi amor, tenemos toda la eternidad por delante para amarnos.

               ???.....   ¡¡José Manuel Ruiz!!