domingo, 29 de junio de 2014

(A) contratiempo

Mis disculpas, caballeros. Es impropio de un hombre de mi edad presentarse tarde ante tan distinguida audiencia, en tan singular ocasión. No todos los días el hijo al que uno cedió todos sus bienes para rescatarle de una mala empresa lo desahucia a uno de la que fue su casa.
Así que le pido mil perdones, señor notario, por mi retraso y por mi atuendo. De todos es sabido que el rojo es un color de fulanas, llamativo y siempre impropio, aunque sólo sea salpicando un traje negro.
Por último, disculpe también a mi hijo, se lo ruego. No podrá acompañarnos hoy. Le ha surgido un contratiempo.




María Aparicio

IDENTIDAD DESCONOCIDA





- ¿De verdad no me reconoces?-
Su identidad pendía de un hilo.Frente al espejo se hacía una y otra vez la misma pregunta. Llegó un momento en que, harto ya de aquella duda atroz, decidió darle una solución definitiva: se afeitó la barba de treinta y tantos años y se rapó completamente la cabeza; entonces, adquirió una nueva identidad de auténtico desconocido.
Su hija entró por la puerta y se quedó mirándola como si de una extraña se tratase. No era la primera vez; ella lo advirtió enseguida y le preguntó angustiada: -papá, ¿de verdad no me reconoces?.

                                                                                                  Paco García





Versión narrada por Paco

sábado, 28 de junio de 2014

¿DE VERDAD NO ME RECONOCES...?



Marta negó con la cabeza y continuó su camino. No quería reconocer aquel rostro surcado de arrugas que presagiaba un alma plag
ada de cicatrices, arrugas y cicatrices tan similares a las suyas. Quería recordar al joven intrépido y jovial con quien había compartido sueños, lecturas,  militancia política y sobresaltos en los años de plomo. Pero sobre todo, quería recordar al joven con quien había vagado un verano por la sierra, durmiendo en refugios improvisados bajo las estrellas, amándose con ímpetu y sin pudor.
¿De verdad no me reconoces…? No, no quería reconocer que el Tiempo había vencido.



                                                                                                     Benigno Montenegro

jueves, 26 de junio de 2014

Amor ciego

¿De verdad no me reconoces?, con todo lo que he hecho por tí, abandonando tus defectos e inseguridades, dejándote como el hombre perfecto que nunca fuiste.

miércoles, 25 de junio de 2014

El espectador que metía goles





Estaba siendo un día aciago para el equipo. El árbitro estaba a punto de pitar el final e íbamos perdiendo.
No había tiempo que perder. Me abrí paso entre la multitud y me encaramé a la valla de protección. De un salto aterrizé en el campo. Me puse de pie y comencé a correr hacia la portería rival. El centrocampista adivinó mi movimiento y me metió un pase largo perfecto. Sólo tuve que cabezear a puerta.   ¡Gooool!
Ese fue el comienzo de una temporada gloriosa. Me he convertido en el pilar del equipo. Sin embargo, no puedo dejar de mirar a la grada con  nostalgia. Entiéndeme: me gusta meter goles, ser parte del equipo, pero a veces deseo que alguien salte y me quite el puesto para poder volver a mi vida anterior de espectador anónimo.


Jose Manuel Ruiz 

Versión en Audio:

 

La máquina del paraíso

El olor a café inspiraba al escritor que llevaba dentro. Se posaba junto al jardín del vecino, y daba rienda suelta a sus deseos, plasmándolos en su máquina del paraíso. El tecleo armonioso era el despertador de todo el pueblo. En todos  y cada uno de sus siguientes días, se escuchó la misma melodía, quedando aquel pueblo convertido en su paraíso.

Se solicita camarera

El olor a café inspiraba la confianza que él necesitaba. Cómo cada mañana, tras un sorbo amargo, se armaba de valor y llegaba hasta la barra. Allí estaba ella como siempre, lacia melena que arropaba su espalda desnuda. Se giró, pero ya no era la chica de sus sueños.

lunes, 9 de junio de 2014

No tiene ni pies ni cabeza, pero ¿qué se puede esperar de un corazón?




Llevaba años planeando como sería, dos pasos adelante, uno a la derecha y jaque al rey. Luego, bajaría del caballo, un “¿me das tu teléfono princesa?” y un ejército aplaudiría nuestro beso desde lo alto de la torre.

Llevaba tantos años fantaseando con la imagen del monarca derrotado en el suelo, que me sentí vencedor tan pronto sentí la silueta de su teléfono sobre mi mano. 

Y aunque nunca la llamé, porque no deben continuarse las partidas que crees ganadas, siempre recordé su número: 66505505π 

Isa Rguez

http://dias-impares.blogspot.com.es/2014/06/no-tiene-ni-pies-ni-cabeza-pero-que-se.html


Enfermedades de transmisión sentimental

Se escapó una gota de sirope mientras le dibujaba una carita sonriente en el café.

"No te preocupes" se apuró a decir a él, "saben igual las lágrimas que las sonrisas, si son de chocolate". Dejó 50 euros de propina y no se despidió.

El billete tenía el dibujo de un hombre que le guiñaba el ojo.

Lo hacía con picardía, como si la hubiera descubierto, como si supiera que cada día plagaba el burdel de cafés a rebosar de llantos de cacao.

Isa Rguez
http://dias-impares.blogspot.com.es/2014/06/enfermedades-de-transmision-sentimental.html

El recuerdo del gozo ya no es gozo; mientras que el recuerdo del dolor es todavía dolor

Cada día pedía una mesa distinta, y hoy ocupaba la última que le quedaba por conocer en aquel café.

Al principio me entristecía tener que buscarla de nuevo, a veces pasaban meses hasta que volvía a encontrarla jugando a las sillas en cualquier otro bar. Garabateando en el mismo cuaderno de páginas recicladas, en cuyas líneas caí un día preso.

Escribía microrrelatos, exactamente de 27 palabras; una por cada año, la escuché explicar a un camarero, al que le dejó uno de propina en la servilleta. Después dibujaba tres pájaros, exactamente tres, tres dudas que nunca resolví.

Me dejó cinco minutos antes de conocerla, diez después de que necesitara olvidarla. Y en lugar de pájaros, dibujó después del fin de nuestra historia una jaula forjada artesanalmente.

Nunca más confié en escritoras de historias breves.

Isa Rguez

http://dias-impares.blogspot.com.es/2014/05/el-recuerdo-del-gozo-ya-no-es-gozo.html

ALGO REVELADOR


Perdió pie al no encontrar el último escalón que le faltaba, y se precipitó al vacío; entonces vio su vida pasar como en un flash-back que condensara los más importantes acontecimientos en el breve tiempo que duró su caída libre. Se arrepintió de sus errores y maldijo no poder dar marcha atrás para evitar esa última y mayor equivocación.

Despertó sobresaltado, pero al poco, se alegró en el fondo de haber tenido aquella bendita pesadilla, porque disipó un planteamiento dudoso que le rondaba por la cabeza sobre la continuidad de su existencia.


                                                                                                            Paco García

domingo, 8 de junio de 2014

Olor a ti






El olor a café le inspiraba, solía contestarle. Ese aroma siempre presente en el lugar. Ella nunca insistió. Le extrañaba, sin embargo, que sólo bebiese té. Le gustaba observarlo mientras escribía en un viejo cuaderno.  Alguna vez sus miradas se cruzaban por un instante pero enseguida ambos giraban la cabeza con timidez.

Le echaba mucho de menos. La cafetería había cerrado hace ya dos meses y ella había encontrado trabajo como dependienta en una librería cercana. Pero ¿y él? ¿Quién le serviría ahora su taza de té?

Casi se le paró el corazón al verlo entrar por la puerta esta mañana. Se sentó en una esquina del local y sacó su viejo cuaderno.

"Aquí el olor es muy distinto"  dijo ella.
"Ya, contestó él, en realidad nunca me ha gustado el olor a café".

Sonrieron y se miraron. Sin timidez, al fin.

Jose Manuel Ruiz 

Cafés y versos


     El olor a café le inspiraba. Y por eso le era tan dificil trabajar allí.Buenas condiciones de trabajo, llegaba pronto a casa para disfrutar de sus hijos y el local era tan parecido al de sus sueños...Pero era insufrible llevar la bandeja y aspirar el aroma de ese gran café mientras los versos surgían sin descanso. Y si llevaba varios cafés hasta las manos le temblaban porque querían soltar la bandeja para poder escribir. Cuando la posaba las ideas se habían ido con los versos buscando otros aromas, quizás en otro café.
     Un día supo lo que tenía que hacer, abrir una hora antes el local. Desde entonces todas las mañanas se rodea de cafés recién hechos y escribe sin descanso. Cuando le inspiran los cafés de la tarde contempla las librerías llenas de sus cuadernos y despide con nostalgia esos versos que no llegan a ellos.

jueves, 5 de junio de 2014

De hombres y conejos

 
 
Soltó una sonora carcajada .Seguía  siendo el mismo. Con aquella facilidad para la risa ,una risa de verdad, una risa que venia del estomago.
Ay cone - volvió a exclamar y lo abrazo con cariño, le paso la mano por la calva y vuelta a reir.
Los acompañantes del conejo , hoy don Constantino Pérez Fidalgo ,con un escaño de diputado del partido mas votado, estaban estupefactos. Pero se conocían desde críos. El, era el Amadeo líder natural de la pandilla, el mas fuerte y valiente el que los defendía en el colegio, respetado hasta por los mayores.
Hablaron . Amadeo ahora casado y con dos hijos, a pesar de ser buen trabajador estaba en el paro.
Si no lo necesitara no te lo pediría ,un trabajo de lo que sea .-Le dijo al conejo. Este prometió hacer lo que pudiera. Pero esa misma noche, utilizo la tarjeta del Amadeo para encenderse un buen puro.
Fumaba y descontaba la infinidad de veces que el Amadeo lo había defendido en la calle, en el colegio. Solo tiene musculo y lo hacía por presumir, se decía a si mismo para explicar el pasado a su conveniencia.
Mientras, con un gesto que ya no podía evitar ni cuando estaba solo, se tapaba la boca, para ocultar aquella risilla suya de conejo asustado.


Rafa

















miércoles, 4 de junio de 2014

EL CAFEINÓMANO




El olor a café le inspiraba. Para Mario, el auténtico oro negro no era precisamente el petróleo... por eso, se deleitaba cantando bajo la ducha: " Por un sorbito de café, brindando por el nuevo amor, la suave luz de..., cambiando la palabra -champán-.
Recordaba bien cómo se enamoró de su esposa: saboreando a sorbitos aquél autentico café colombiano en un local de la cadena Juan Valdez Café, en Costa Rica. Ahora, el llanto amargo de su hija le sacó de sus pensamientos. Su mujer le increpó furiosa:- ¿Es que te has vuelto loco?, ¿cómo se te ocurre volver a ponerle café al biberón  de la niña?- No se había dado cuenta, era tal su adicción...
Pero a la siguiente toma, la cria se relamía los labios y le rechazó la leche a Rosana; entonces pensó orgulloso:- No cabe duda, Lupita también lleva mi sangre-.

                                                                                                                         Paco García


martes, 3 de junio de 2014

LAS TINIEBLAS DEL CORAZÓN







   El olor a café le inspiraba pero también le producía una terrible desazón. Casi no recordaba su juventud, cuando siendo un ambicioso teniente  prestaba sus servicios en la Guardia Colonial de la Guinea Española, pero el penetrante aroma se lo recordaba. Y por su mente desfilaban las horribles imágenes, a modo de fotogramas inmóviles, que  oprimían su corazón como una negra y férrea garra y lo precipitaban en un tenebroso abismo.
   Cuando los policías, alertados por los vecinos, llegaron  al dormitorio guiados por el  penetrante hedor, vieron sobre la mesilla de noche, al lado de dos cajas de ansiolíticos vacías, una manoseada primera edición de la novela de Conrad. « ¡El horror, el horror!»


                                                                                 Benigno Montenegro

domingo, 1 de junio de 2014

Ícaro eres tú

              

Aquel hombre se había vuelto loco, pensaron todos. Subido a lo más alto de la torre saltó al vacío con una sonrisa en la cara.
Un segundo después extendió sus brazos remontando el vuelo con gran elegancia.
Fue el primero. Después de él vinieron muchos. Casi todos murieron: algunos por calcular mal el salto, pero la mayoría por surgirles la duda una vez emprendido el vuelo.
Hace unos minutos que he saltado. Es maravilloso ver el mundo desde aquí arriba. Ojalá lo hubiese hecho antes.
Nunca volveré a pisar el suelo, si quieres verme sólo tienes que mirar hacia arriba.
Mejor aún: salta y únete a mí. ¿A qué esperas?

José Manuel Ruiz

EL DESERTOR

Aquel hombre se había vuelto loco, no paraba de darse cabezadas contra la pared y de arañar la pintura de la habitación. "Su hijo ha muerto" las palabras del médico entraron en sus oídos para quedarse, ¿Qué tendría que sentir un padre por su hijo muerto?, él no tenía lágrimas, porque un padre llora cuando se le muere un hijo, quizás la tristeza le infectara el corazón. Vivir, ¿Porqué?, la locura
para desertar del dolor.
La calidez de la sangre resbalando por su brazo, su último momento de dicha.

Manuela Castro