jueves, 30 de octubre de 2014

LA CAJA FUERTE



Él tenía una caja fuerte en la que guardaba todos sus recuerdos. Allí descansaban el rosario y el misal de su Primera Comunión junto con su  impecable Cartilla de Escolaridad.  Estaban depositados también los recuerdos de  aquella chica que había sido su novia de juventud al lado de   sus imágenes  más queridas:  su esposa y sus hijos, familiares que ya habían desaparecido y familiares aun vivos,  amigos antiguos y  amigos recientes, recuerdos de juventud y madurez. Recuerdos, recuerdos…

Un día, misteriosamente, se declaró un incendio dentro de la caja fuerte y todos  sus recuerdos quedaron reducidos a cenizas, pero él no se enteró; hacía tiempo que había olvidado la combinación.



                                                         Benigno Montenegro

miércoles, 29 de octubre de 2014

MENUDOS ELEMENTOS





Tenía miedo de encontrarse con ellos y se planteó tener que seguir haciéndoles frente o abandonar aquella empresa.

 Pasó por muy malas experiencias, como cuando abordó a uno de ellos y el tío sacó del maletero del coche un bate de basebol, en plan persuasivo; o aquella tipa que se le insinuó descaradamente, y cuando fue a propasarse con ella le dio con la puerta del piso en las narices; o el caso que le hizo pasar más vergüenza propia: el de aquél paisano al que confundió con otro, y al tocarle en el hombro se volvió y reconoció, y era él quien le debía dinero.

Era gente descarada, peligrosa, escurridiza, y sobre todo muy morosa; por eso decidió finalmente dejar de ser cobrador del frac.


                                                                                                                  Paco García





lunes, 27 de octubre de 2014

EL DESERTOR





       Tenía miedo de encontrarse con ellos. Al salir del árbol, al dar su paseo al atardecer...El sabía que le habían localizado, era el único que había escapado de la formación en "V" que atravesaba la ciudad todos los otoños. Siempre le había dado miedo volar y cuando rezagado observó aquella ciudad que abrazaba el mar decidió quedarse.
       Disfrutaba de su libertad hasta que el viento de otoño anunciaba la visita de la formación y él se escondía como haría de nuevo el otoño siguiente. Si conseguía no encontrarse con ellos...



viernes, 24 de octubre de 2014

LA VENGANZA DE PANCHITO




Dedicado  a todos los que nos gusta Panchito Contreras del relato EL MAESTRO de Max Aub

Tenía miedo de encontrarse con ellos pero sería la última vez. Estaba cansado de los abusos de aquellos matones.  Además, el maestro siempre le castigaba por llevar las tareas sucias y arrugadas, sin tan siquiera preguntarle el motivo. Pero se iba a vengar de todos. Hizo una última comprobación. Allí seguía, en el fondo de su mochila, enroscada como una serpiente de cascabel dispuesta al ataque.
            Salió de la escuela sin detenerse a mirar a ningún lado. El árbol que milagrosamente se inclinaba sobre el  Abismo del Infierno era su destino, el lugar elegido para escenificar su venganza. Los instrumentos de la misma serían la soga que llevaba  en la mochila y la fuerza de la gravedad

                                                                                   Benigno Montenegro

martes, 21 de octubre de 2014

Tres variaciones sobre "Panchito Contreras"


 El Original
 
 Soy maestro. Hace diez años que soy maestro de la Escuela de Primaria de Tenancingo, Zac. Han pasado muchos niños por los pupitres de mi escuela. Creo que soy buen maestro. Lo creía hasta que salió Panchito Contreras. No me hacía ningún caso, ni aprendía absolutamente nada: porque no quería. Ninguno de los castigos surtía efecto. Ni los morales, ni los corporales. Me miraba insolente. Lo rogué, le pegué. No hubo modo. Los demás niños empezaron a reírse de mí. Perdí toda autoridad, el sueño, el apetito, hasta que un día ya no lo pude aguantar y, para que sirviera de precedente, lo colgué del árbol del patio.
 
 
 

 

1: El gran día

Me llamo Pancho, aunque todos me dicen Panchito. Soy hijo de Guadalupe Contreras, cantinera de Tenancingo, Zacatecas.

Hoy, en su lecho de muerte, me ha confesado al fin el nombre de mi padre. Ahora voy a su encuentro. Es el maestro del pueblo. Seguro que se alegra mucho de verme


2: Killing me Softly
 
 

Uno es dueño de sus saberes, pero esclavo de sus pasiones. Pongamos mi caso: me llamo Pancho Contreras, tengo un Coeficiente Intelectual superior al de Einstein y 5 libros publicados sobre mecánica cuántica. La pasión que me esclaviza es el sadomasoquismo y sobre todo el profesor de la escuela de Tenancingo. Me encanta provocarle y ver sus como sus manos grandes y callosas me golpean sin piedad. Una y otra vez. Temo que esto acabe en tragedia
                               

                                    3: Venganza
 
Cuando despertó el dinosaurio, Panchito Contreras seguía allí, colgado de la higuera. Con mucho cuidado, descolgó su pequeño cuerpecito del árbol, lo enterró y rezó una oración.
Encaminó sus pasos a la escuela primaria de Tenancingo.
El sueño le había impedido salvarle la vida. Ahora le vengaría
          
 
 Jose Manuel Ruiz
                 

lunes, 20 de octubre de 2014

UN MUNDO IMPERFECTO






Aquél hombre se había suicidado en interes de la Humanidad. No pudo soportar por mucho tiempo que los más desfavorecidos sufrieran las consecuencias de su injusto y nefasto cometido.

Había sido nombrado hacía algo más de un año comisario mundial para la propagación de la globalización económica.

UNA MAÑANA EN EL BANCO





Parecía no reconocerme, así que todo iba bien. Me había llevado mucho tiempo mi cambio de aspecto. Había probado varias pelucas, lentillas, sombras de ojos y maquillajes hasta  conseguir lo que quería. Me había depilado  concienzudamente y puesto  unas escandalosas  uñas de porcelana. Finalmente,  unas prótesis convenientemente colocadas completaron el resultado.
Tuve que volver a amenazar con la pistola a José María, el cajero, y gritarle de nuevo que pusiera toda la pasta en la bolsa para que dejara de mirarme el prominente pecho. Me giré hacia la cámara de seguridad y le hice un guiño. Cuando la policía examine las grabaciones no encontrará al joven moreno que soy,  sino a la exuberante rubia en que me he transformado. 
                                             

                                                            Benigno Montenegro

            

domingo, 19 de octubre de 2014

La chica que fotografiaba lo invisible




Su pasatiempo favorito consistía en coger su pequeña cámara y fotografiar todo lo que NO estaba a la vista, lo que se ocultaba en la distancia o en la oscuridad.

Nadie veía nada de eso en sus fotos. Tan sólo imágenes oscuras sin ningún detalle.

Ella se desesperaba ¿No veis ahí un fantasma? ¿Y  esas criaturas deambulando por Marte?  ¿Y a Isa mirando por la ventana de la ISS?

Estás loca, solían contestarle.

Un día llegó a casa aterrada; sin dar explicaciones a nadie metió sus escasas posesiones en una mochila y se fue con la misma cara de terror que tendría alguien a quien persiguiese el mismísimo diablo.

Nunca más se supo de ella. Muchos años después alguien encontró su cámara. Al ver la última foto tomada lo entendió todo.
Los demás también.

Allí se veía, esta vez de una forma clarísima, a Dios. Y parecía enfadado. Muy enfadado

Ya no tenemos edad

Y mientras luchaba con el cierre del sujetador, don Fausto pensaba en la mirada indiferente que le aguardaba en casa. Esa mirada espesa en la que cada día le costaba más reconocer aquélla que, en otra vida, compartió con él el sentimiento de culpa urgente de los 17, cuando el sujetador de ella caía en el suelo de la casa de sus padres.
Y al ceder el primer cierre, deseó para sí aquel sentimiento de culpa tan dulce, tan distinto al que iba a sentir a partir de ahora.



María Aparicio

sábado, 18 de octubre de 2014

STARGATE



Tras un brillante resplandor, las paredes de la habitación se difuminan y dan  paso a una monumental fuente. En la noche luminosa puedo distinguir a la Bella  que,  con su rubia melena alborotada y embutida en ese vestido negro que a duras penas contiene  su exuberancia, me llama insinuante desde el centro de la Fontana: «Marcello, come here».  Aunque yo no soy Marcello,  no lo dudo mucho y avanzo frenético a su encuentro. Por la mañana, cuando las enfermeras encuentren mi cadáver no podrán imaginarse mi viaje hacia las estrellas en brazos de Afrodita.

                                                                  Benigno Montenegro

jueves, 16 de octubre de 2014

EXTRAÑA LLAMADA



Esta mañana he recibido una extraña llamada. Me despertó el timbre del teléfono fijo que lleva un año desconectado. Una voz dulce y acariciadora me citó de nuevo a las 8 de la tarde para poder hablar con calma. Aquí estoy, esperando al lado del aparato que luce brillante en la mesilla de mi habitación de nuevo. Dudé si darlo de alta de nuevo, pero decidí no alterar ningún elemento por si al hacerlo no se repetía la llamada. Sonó el timbre a las 8, puntual y me abalanzo sobre el auricular. Ella está al otro lado.

-¿Quién eres? –le pregunto con la ansiedad de la espera.

Una de las portadoras de las palabras que nunca se dijeron. Las recogemos en las líneas de teléfono dadas de baja y las devolvemos a los que las deben poseer. En tu caso he encontrado unas palabras de Sandra. ¿Quieres oírlas?

Desmoronado en el sillón más que sentado asiento y mi voz temblorosa dice si débilmente.

Ella comienza a hablar con la dicción y pausas de Sandra: -Aunque me engañaras me quedaría contigo si volvieses a cantarme al oído para despedirme y me hablases en vez de escudarte tras la televisión cuando nos sentamos a la mesa. Te daré una última oportunidad, si hoy decides hablarme en la cena no me iré de casa.

Recordé entonces la última noche que Sandra estuvo en casa, sentía sus ojos clavados en mi mientras yo zapeaba con desgana, hasta que ella se levantó de la mesa, no terminó la cena y susurró “hasta mañana”. Su armario y la estantería de libros y discos del salón estaban vacíos la mañana siguiente. Esperé durante días su llamada, y decidí ante su silencio desconectar el teléfono para no sentir el dolor de su ausencia cada vez que sonaba el timbre y no era ella.

Recuerdo que la voz de la portadora de palabras está al otro lado. Es la que me puede ayudar, le grito desesperado.

-Localiza a Sandra y dile Lo siento, amor  y cántale “Todo empieza y todo acaba en ti”. Esas palabras que nunca le dije y ella tantos días esperó.

Colgué el auricular tarareando la canción, no debía olvidárseme ni una estrofa cuando la volviese a ver, moví mi ropa para dejarle de nuevo espacio en el armario y limpié el polvo de la estantería vacía que esperaba esos libros que tanta vida le dieron.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Los caprichos de Dios






Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:

  - Hola, me llamo Susana, he escogido tu número al azar. Estoy a punto de suicidarme. Dame una razón para no hacerlo”.

 - Yo soy Dios, le dije

- No cuela, has perdido tu oportunidad, Adiós.

- No te he mentido, Susana, esto es un microrrelato y yo soy el escritor. Aquí yo decido quien muere o quien vive. Te lo demostraré. 



Los caprichos de Dios (II)



 Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:

- Hola, me llamo Susana, he escogido tu numero al azar. Quería compartir con alguien más la felicidad que siento dentro de mí. La vida es maravillosa.


                                Jose Manuel Ruiz

LA SOMBRA DE UNA CERTEZA










Mi sombra va por delante de mí, su proyección me reta a ver quien llega antes. Yo intento rebasarla, pero es inútil, me rindo; se llega antes con el pensamiento o el deseo.

Lo que anhelamos o aquello que soñamos, a veces está en la sombra, inalcanzable, imposible de conseguir, y libramos para lograrlo una batalla perdida.

lunes, 13 de octubre de 2014

El torcido

(EL RECTO, Juan Ramón Jiménez)

Tenía la heroica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado. Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de líneas, cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos. Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida. Iba detrás de familiares y criados, ordenando paciente e impacientemente lo desordenado. Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela sana de la derecha porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las cajas de las medicinas.
Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida la caja de la tumba para siempre.

 
EL TORCIDO

No puedo soportarlo. Otra lágrima, otra vez "qué bueno era". Y sí, lo fui. Y ahora no lo soporto. Habría preferido que mi mujer me pusiera los cuernos. Otra vez. O que volvieran a robarme el proyecto de fin de carrera. O trabajar otras mil horas extras. Gratis, sí. Qué le voy a hacer, Concha, uno que es perfeccionista. 

Me di cuenta demasiado tarde, pero justo a tiempo para meter aquel trozo de plomo en uno de mis zapatos. Mírame, Concha. Torcido. Si hay otra vida, ésta la elijo yo.

viernes, 10 de octubre de 2014

CITA NOCTURNA




Esta mañana he recibido una extraña llamada; Andoni, con su voz de barítono, me citaba para vernos esta noche. Hacía tanto tiempo que no escuchaba su voz, que al principio dudé de que realmente fuese él; sin embargo, mis dudas se disiparon al  recordarme nuestra última conversación. Fue  tras la despedida de Coco, mientras volvíamos a casa de madrugada, bromeando y riéndonos,    a toda la velocidad que nos permitía mi Golf GTI. El brutal choque me tuvo inmovilizado durante largos meses, a los que siguieron tediosas  sesiones de rehabilitación. La vida de Andoni quedó prendida en el árbol contra el que nos estrellamos.  

                                                                           Benigno Montenegro

OCTOGENARIO


“De grandes cenas están las sepulturas llenas”. Don Prudencio, el médico que se ha convertido en mi guía, fija en mi sus ojos solitarios y cansados y espera a que yo asienta por enésima vez tras escuchar el mismo refrán que me repite en todas las consultas. Ese refrán que ya encierra en sí mismo el tedio de una dieta rica en verduras y pobre en placer…Yo contraataco con mi refrán de cabecera que estoy por grabar en la puerta de la entrada a mi habitación. “Come a gusto y placentero y que ayune tu heredero”.

Después de ver en esta Residencia de lujo, de 5 estrellas dicen,  a compañeros muertos de asco esperando una visita que no llega, tengo más claro que nunca que voy a disfrutar todo lo que pueda de los días que me restan en este mundo lleno de tentaciones que algunos dejan pasar. No va a ser mi caso, ya bastante he penado los ochenta años que me han caído encima de repente. Que si el colesterol, los triglicéridos, la diabetes…no voy a hacer caso de todos esos cuentos que se han inventado para hacer infelices a los hombres y vender así verduras y medicamentos. Querría ver yo a don Prudencio a la hora de comer, solamente con frejoluchos, sosos y desaboridos,  y agua en vez de una copa de Rioja como Dios manda.

¿Cómo no vivir la vida ahora que tengo la fecha de caducidad a la vuelta de la esquina? Bastante he hecho ya por mis hijos, les he dado una carrera y dinero a espuertas para entradas de pisos, coches…ha llegado mi momento. El de fundir esa pensión que no está mal en restaurantes, viajes, botellas de vino bueno y de champán…puedo invitar a salir a Lola, mi nueva vecina de habitación que luce unos andares que quitan el sentido. Porque lo que yo no viva esos hijos grises no lo van a hacer por mi. Están todo el día pensando en coches y golf en vez de en buenos ratos que tiene la vida, pienso mientras degusto un farias que lleva días escondido en el cajón de mi mesita de noche. Decido que al terminarlo me dejaré caer por la habitación de Lola, igual hay suerte. Tengo que hablar con Paco a ver si le siguen abasteciendo de Viagra en aquel bar de la playa…


jueves, 9 de octubre de 2014

EL TORCIDO




Una continuación  del cuento de Juan Ramón Jimenez " El Recto". El difunto toma consciencia de que le han enterrado con la caja torcida, y exclama :


- ¡¡ Ya lo que me faltaba después de muerto !!

-  Será porque no lo dejé bien claro en mi epitafio : " Vita recta in córpore recto " ; pero debí esperármelo de ese maldito sepulturero ; no porque no hiciera bien su trabajo cuando quería, sino porque en vida, cuando me cruzaba con él, ya presentía que me tenía mania, pues siempre me miraba torciendo el gesto.


                                                                                                                           Paco García

miércoles, 8 de octubre de 2014

Taller de Microrrelatos II

     

 Día 1

    El trabajo principal del día fue la escritura de un microrrelato basado en este cuento:


                            "EL RECTO" - Juan Ramón Jiménez 

 

Tenía la heroica manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado. Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de líneas, cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos. Su vida era un sufrimiento acerbo y una espantosa pérdida. Iba detrás de familiares y criados, ordenando paciente e impaciente lo desordenado. Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela sana de la derecha porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo, suplicaba a todos con voz débil que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros, las cajas de las medicinas.
Y cuando murió y lo enterraron, el enterrador le dejó torcida la caja en la tumba para siempre.



La premisa era la siguiente: Imagina que el hombre se hace consciente de su "torcedura" una vez enterrado. Puede tener un tono sobrenatural.   

(Proximamente, algunos de los relatos que hemos escrito)