martes, 27 de enero de 2015

ENCADENADOS



ELLOS SEGUÍAN

Aquella tarde cuando empezaba a caer la niebla, Charlie sacó el smoking del armario. Los zapatos, la ropa interior, todo estaba preparado para empezar su trabajo.

Todavía tenía tiempo para limpiar, otra vez, su  instrumento, el cual le proporcionaba los momentos más felices de su solitaria vida.

No sabía que la niebla y la ambición por batir un record, acabarían teniendo consecuencias funestas.

Él era feliz en el momento en el que la Gran Orquesta del Titanic, se ahogaba en el Atlántico Norte.




LA ZOZOBRA

Era el tramo final de su dura carrera. La naviera le había dado la capitanía del último y mejor barco que se había construido en los últimos tiempos.

Sólo tenía un objetivo, batir el record de la travesía del Atlántico Norte. Estaba a punto de conseguirlo, se encontraba a la altura de Terranova y su destino era Nueva York.

La naturaleza en forma de hielo, se encargaría de impedirlo, él uno de los capitanes más prestigiosas del mundo, pagaría su ambición hundiéndose con su barco.

Una muerte digna y un fracaso espectacular.





EL FUTURO

Viajo en la tercera cubierta del barco, solo vemos el sol por los ojos de buey que tiene el casco y los tambuchos traslúcidos de cubierta.

El viaje se me está haciendo largo; al principio con comida y bebida abundante, todo era más divertido, cantábamos, bailábamos, el tiempo pasaba volando.

Deseo llegar a puerto para iniciar una nueva vida, América es mi nuevo país.

Un fuerte golpe sacude el barco, espero que sea poca cosa, el futuro me espera.




EL IMPREVISTO

Está saliendo todo bien, la Compañía va a tener un informe preciso del viaje inaugural. Al ritmo que vamos rompemos el record de la travesía.

Todo funciona armónicamente, la tripulación, el pasaje, incluyendo a la chusma  de las cubiertas inferiores, hasta el buen tiempo nos acompaña.

En este momento escucho a la orquesta tocar, es unas delicia. Lástima que hayamos chocado con un iceberg y el barco se esté inundando. La falta de compartimentos estancos, permite que el agua corra libremente por el casco.

Nos hundimos, esto no estaba previsto.

martes, 20 de enero de 2015

El otro lado



Aquella tarde, cuando empezaba a caer la niebla, comenzamos a preparar el asalto. Era una niebla densa, espesa, perfecta. Hacía meses que la esperábamos. Sin ella, los guardias que custodian la valla nos acribillarían a balazos. Escondidos en la niebla tendremos más oportunidades de cruzar o al menos de morir ya del otro lado. Libres


Jose Manuel Ruiz