Tengo el trabajo más extraño
del mundo. Casi nadie sabe de su existencia. Y ésa es la clave.
Ellos prescindirían de mí si supieran que he sido descubierto. La
industria farmacéutica no entiende de escrúpulos, y mucho menos la
de antipsicóticos. Tantos años viviendo a costa de seres
desquiciados les ha hecho implacables.
Pero no temo fallar; esto es
lo mío, se me da bien. Infiltrarme en cualquier grupillo de mentes
creativas, que siempre son las más fáciles de desequilibrar;
ganarme su confianza. Pobres desgraciados. Y entonces, cuando llega
el momento, proponerles una frase, un reto imposible que dé el
pistoletazo de salida a las noches de cavilaciones sin fin, a la
desesperación y, poco a poco, a vuestro desequilibrio mental
definitivo. Al fin y al cabo, sólo cumplo con mi honrada misión de
comercial farmacéutico.
Ahora, tenéis una semana. Juguemos.
¡Qué grande eres María! Has descubierto mi complot, pero no importa. Acaberéis todos manteniendo conversaciones con supuestos dinosaurios y arañas y yo me forraré vendiendoos Planvamal forte. Una maravilla 10 veces más potente que el Risperdal (y 100 veces más cara).
ResponderEliminarCuídate, niña...y toma tu medicación :P
Me ha gustado mucho tu microrrelato, Maria, aunque es algo desolador comprobar que tienes intenciones aviesas contra los microrrelateros del grupo, debido a tu inclinación por favorecer a las farmaceúticas; pero bueno, es un buen guión que has sabido usar para "desquiciarnos", ja, ja, ja. Paco García
ResponderEliminarLa mía no, la de Jose! Ya ha conseguido liarte a ti también? ;)
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