Él tenía una caja
fuerte en la que guardaba todos sus recuerdos. Allí descansaban el rosario y
el misal de su Primera Comunión junto con su
impecable Cartilla de Escolaridad. Estaban depositados también los recuerdos de aquella chica que había sido su novia de
juventud al lado de sus imágenes más queridas: su esposa y sus hijos, familiares que ya habían
desaparecido y familiares aun vivos, amigos antiguos y amigos recientes,
recuerdos de juventud y madurez. Recuerdos, recuerdos…
Un día,
misteriosamente, se declaró un incendio dentro de la caja fuerte y todos sus recuerdos quedaron reducidos a cenizas,
pero él no se enteró; hacía tiempo que había olvidado la combinación.
Benigno Montenegro
Sorprendente tu relato, Beni; y como de costumbre, tu toque final de sorpresa y humor a la vez.
ResponderEliminarPaco García
Precioso y nostálgico Beni. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuy bonito. Me encantan los tuyos que tienen ese aire nostálgico
ResponderEliminarEse final es maravilloso, Beni
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