miércoles, 4 de junio de 2014

EL CAFEINÓMANO




El olor a café le inspiraba. Para Mario, el auténtico oro negro no era precisamente el petróleo... por eso, se deleitaba cantando bajo la ducha: " Por un sorbito de café, brindando por el nuevo amor, la suave luz de..., cambiando la palabra -champán-.
Recordaba bien cómo se enamoró de su esposa: saboreando a sorbitos aquél autentico café colombiano en un local de la cadena Juan Valdez Café, en Costa Rica. Ahora, el llanto amargo de su hija le sacó de sus pensamientos. Su mujer le increpó furiosa:- ¿Es que te has vuelto loco?, ¿cómo se te ocurre volver a ponerle café al biberón  de la niña?- No se había dado cuenta, era tal su adicción...
Pero a la siguiente toma, la cria se relamía los labios y le rechazó la leche a Rosana; entonces pensó orgulloso:- No cabe duda, Lupita también lleva mi sangre-.

                                                                                                                         Paco García


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