Como una cometa que hacen volar, una
fugaz expresión de aliento para el que la sostiene. Continúa con
vacilante movimiento y, es receptor de todas las miradas amables que
se paran a contemplarla. Tan ligera como el papel, ahora vuela con
sus alas, encandilando a las demás aves. Es en ese mismo lugar,
donde quieres verte siempre, apartado del ajetreado mundo hostil y
vanidoso que nos mira con descaro. Ansioso por seguir viendo, como
día tras día te entregas a ese mundo sin recibir nada a cambio. Y
ese cambio sabes que no llega.
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