miércoles, 25 de junio de 2014

La máquina del paraíso

El olor a café inspiraba al escritor que llevaba dentro. Se posaba junto al jardín del vecino, y daba rienda suelta a sus deseos, plasmándolos en su máquina del paraíso. El tecleo armonioso era el despertador de todo el pueblo. En todos  y cada uno de sus siguientes días, se escuchó la misma melodía, quedando aquel pueblo convertido en su paraíso.

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